Subconscientemente, el color afecta todos nuestros sentidos y los colores tienen un efecto importante en nuestro apetito y en los alimentos que elegimos: pueden hacernos sentir hambrientos, tristes, felices, relajados o enérgicos.

Los comedores están muy influenciados por el color. La elección de colores puede afectar las percepciones y elecciones de alimentos de los consumidores. No hay duda de que ciertos colores resultan más apetecibles que otros. El rojo brillante, por ejemplo, excita y estimula el apetito y anima a las personas a comer más; el verde transmite una sensación de alegría y un ambiente relajante; también se asocia con la naturaleza e inspira a los comensales a comer alimentos sanos y equilibrados y a pasar más tiempo en un restaurante; por eso es el color más utilizado en los restaurantes saludables.

El rojo y el amarillo son los principales colores alimentarios, evocan las papilas gustativas y estimulan el apetito. Tanto el rojo como el amarillo también son eficaces para llamar la atención. La industria de la comida rápida ha reivindicado esta combinación por una buena razón: porque es eficaz. En el ámbito de la comida gourmet, por supuesto, debes evitar una connotación de comida rápida; sin embargo, estos colores aún pueden ser muy efectivos cuando se usan solos y/o en diferentes combinaciones.

El naranja, una mezcla de rojo y amarillo, se presta naturalmente a la comida como otro color apetitoso. El naranja ha sido un color de moda desde hace algún tiempo, así que tenga esto en cuenta al usarlo: su popularidad podría funcionar a favor o en contra de su producto dependiendo de su contexto e intención.



El verde connota respeto al medio ambiente y salud (piense en las verduras), pero tenga cuidado, ya que el verde también puede resultar poco apetecible. La conexión del lado ecológico con el verde ha sido exagerada, y ya no se espera que los productos ecológicos sean realmente de color verde, ya que lo ecológico se ha convertido más en la norma y menos en la excepción.